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jueves, 23 de febrero de 2012

ALGUNAS CONSIDERACIONES EN EL SENDERO DEL DISCIPULADO

Queridos amigos y estudiantes de la Eterna Sabiduría:
Este sendero comenzó para unos como una simple curiosidad intelectual, para otros como un intenso llamado de su ser interior; los dos en busca de una explicación satisfactoria a los misterios de la vida y del ser. Largos caminos recorren los estudiantes esotéricos, por intrincados laberintos del conocimiento, tratando de hallar una enseñanza coherente, entre el gigantesco bosque de información que existe en la actualidad. Muchos libros y escuelas esotéricas han aparecido hoy, después de ese maravilloso auge de finales del siglo XIX, cuando los Maestros decidieron dar un nuevo impulso espiritual y contactaron a diversos mensajeros, algunos nuevos en el camino, en tanto que otros, antiguos iniciados que contribuyeron al plan de los  elevados  directores e instructores encargados de la presente época de la civilización. Unos pocos estudiantes han logrado una verdadera síntesis de la enseñanza espiritual en lo que concierne al propósito, origen, plan, método y organización de la evolución de la vida y de la forma en por lo menos este sistema solar. De entre estos, algunos más osados o con gran ímpetu se han atrevido a dar el paso de reestructuración de la personalidad necesaria para aspirar a un desenvolvimiento superior. La mayoría han quedado estancados en grupos o movimientos donde el fanatismo ha hecho mella y se ha convertido en un lastre que impide la elevación de la consciencia. Por doquier hay escuelas, grupos, sectas, cárceles de ideas donde muchos se hallan atrapados siguiendo complicadas normas de restricción, con la esperanza de que una disciplina externa les permita encender el foco de la consciencia superior. Muchos han perecido en el intento o han pasado a engrosar las filas de los insanos, locos, esquizoides, intolerantes, separatistas y desnutridos del mundo, sin hallar otra cosa que la vanagloria, el espejismo, la egolatría o la enfermedad, porque la represión de las fuerzas de la personalidad, entiéndase por ello pulsiones, instintos, energías vitales, emociones, sentimientos y vicios mentales, solo ha conducido a que éstas ganen fuerza y arrasen con la estructura, al igual que una presa de agua sin salida termina por romper el dique y llevarse todo a su paso.
Aquellos que, bien guiados o haciendo uso de su propia luz interior han emprendido el sano camino de la transformación de la personalidad, mediante paciente observación, discernimiento y enfoque de sus propias fuerzas en el desenvolvimiento de valores elevados, han empezado a caminar el sendero de los llamados probacionistas del mundo, los que, como su nombre lo indica se prueban a sí mismos que, mediante la Voluntad no represiva, el Amor sin apegos y la inteligencia iluminada por la luz del Yo Real, es posible elevar la vibración de sus vehículos físicos, etéricos, astrales y mentales, con el objeto de preparar tales instrumentos para un trabajo más elevado que la simple tarea de sobrevivir y acumular sin sentido trascendente alguno. Estos probacionistas, pertenezcan o no a una escuela específica, pues no es una escuela sino el estado de consciencia lo que confiere tal condición, están, si han hecho bien su trabajo, a la espera de algo más, con la esperanza de hallar algún instructor de orden más elevado o vale decir con algún grado de iniciación, quizás algún discípulo o un Maestro. Pero, ¿dónde hallar a tan preciado Ser? Y antes que eso, ¿cómo hallarlo? ¿Basta ser un probacionista y ya? Seguramente que no, o de lo contrario el mundo estaría lleno de discípulos ya que las escuelas de misterios han alojado en sus aulas y graduado con tal nombre a muchas personas y, por otra parte, otros tantos o más, sin ser decididamente esotéricos, tal vez místicos, artistas, científicos, economistas, magos, o practicantes de otros modos de acceder a altos niveles de transformación, según el llamado del rayo al que pertenezcan, han alcanzado un estado equivalente. La mayoría de estos, que en verdad no son muchos, se han quedado ahí, probacionistas y ya, a la espera de que algo milagroso suceda y el Maestro, sin más, se aparezca delante de sus ojos.
Ya expresé hace algunos años en un artículo titulado: ”El Discipulado: la etapa decisiva”, que escribí bajo el pseudónimo de Aldebarán, algunos requisitos a cumplir por el aspirante a discípulo. En verdad los Maestros observan con gran beneplácito el esfuerzo del Probacionista pero se quedan sin elementos para poder contactar al aspirante porque la mayoría de ellos han caído en el estado llamado satisfacción. Se conformaron con llegar a esa etapa y ahí quedó el asunto. Prueba de ello es la gran escasez de discípulos encarnados en contacto con un Maestro verdadero en los días actuales de principios del siglo XXI.
¿Se olvidaron los Maestros? O es que ¿acaso el egoísmo corroyó el corazón de los discípulos y estos callan para que otros no puedan hallar la puerta? Y si es así, ¿cómo es que llegaron a ser discípulos?
La realidad es simplemente que los alumnos no están preparados ya que se sigue cumpliendo el viejo aforismo de que “cuando el alumno está preparado aparece el Maestro, y solo entonces”.
Algunos dirán que se ven por doquier seres que dicen ser contactados y difunden cientos de mensajes de Maestros de este plano, de otros planetas y hasta de seres intergalácticos. Si bien es verdad que existen tales mensajes, ¿provienen en realidad de Grandes Maestros de la Jerarquía? La mayoría de estos mensajes son simplemente jardines de flores llenos de hermosas palabras que buscan más conmover y tocar los sentimientos, o apocalípticos discursos que recurren a la ya caduca técnica de intimidar para lograr conversiones. Los de mejor contenido no logran ir más allá de repetir o parafrasear lo que ya dijeron otros libros o instructores del pasado siglo XIX. ¿Dónde están las nuevas enseñanzas?  ¿Dónde la actualización de métodos acordes con individuos del siglo presente? La mayoría de los probacionistas se han quedado ahí porque siguen patrones de adiestramiento de hace dos siglos. Los discípulos de esos tiempos como H.P. Blavatsky, y otros que bebieron de la misma fuente como Annie Besant, A.P. Sinnet, Rudolf Steiner, Dione Fortune, Alice Bailey, Max Heindel, Manly Hall, Damodar Malavankar, Paramahansa Yogananda, Vivekananda, Ramana Maharshi, Franz Hartman, Kabaleb, Torkom Saraydarian, Baad Ha Sulam, Jiddu Krishnamurti, por nombrar tan solo algunos de las distintas corrientes, doctrinas y escuelas, nos sorprendieron con obras completas de muchos volúmenes de nuevas enseñanzas que siguen siendo excelentes y de gran iluminación y aplicación en estos tiempos. Eso es lo que se espera de los discípulos de los tiempos modernos: nuevas enseñanzas, profundización de las antiguas, labores específicas encaminadas al desenvolvimiento espiritual de la humanidad, amplia difusión de métodos para el despertar de la mente superior y el alcance de elevados niveles de conciencia y no únicamente simples mensajes de color rosa o discursos intimidatorios basados en el fin de los tiempos o que busquen despertar solamente el lado devocional. A este respecto, si bien es cierto que este aspecto del desenvolvimiento espiritual es importante, el aspirante al discipulado debe trabajar para superar la etapa de las religiones del miedo y de las normas estrictas que conllevan al fanatismo, la obsesión y la psicorigidéz mental. Estas son etapas anteriores al desarrollo del discípulo. El aspecto devocional de éste se trabaja individualmente e involucra conceptos más amplios acerca de la Divinidad que están lejos del ritualismo de antiguos tiempos.
El discípulo verdadero es fiel representante de la labor de su Maestro y ésta se verá a las claras, así como su enseñanza y una vida consecuente con lo que promulga. Hay que cuidarse de los espejismos de los falsos maestros que envían mensajes, no siendo más que entidades del mundo astral y que promulgan métodos de desarrollo basados en pretendidas meditaciones que solo desarrollan la visualización de imágenes. Esto es simplemente astralismo, el cual realmente dista poco del espiritismo (o más bien es espiritismo maquillado), método caduco que sirvió en el siglo XIX.
El discípulo verdadero desafía los espejismos que envanecen y agigantan al ego inferior o personalidad, pues sabe que el Maestro es realmente un ser de alto Conocimiento y Sabiduría y no simplemente un encantador de serpientes. El aspirante a discípulo ha de saber que nadie que no haya trabajado intensamente para desarrollar la sensibilidad superior, distinta totalmente del psiquismo inferior propio de los médiums, y la facultad de percepción extrasensorial o telepatía, no puede contactar realmente con un Maestro para ser su mensajero, pues las elevadas facultades de la clarividencia y proyección astral consciente son propias del discípulo avanzado, a menos que hayan aparecido como resultado del desarrollo alcanzado en otras encarnaciones, caso en el cual el discípulo lo recordará conscientemente.
Todo aquel que en la actualidad se considere un probacionista ha de evaluar si su entrenamiento esotérico la ha llevado en realidad a esa etapa del sendero. Esto implica que ha superado satisfactoriamente la etapa del estudiante esotérico serio o aplicado y que ha logrado más que una mediana síntesis de conocimientos en relación con el Plan, la estructura del universo y la manera como se relaciona con el entorno cósmico. Si sus conocimientos son superficiales quiere decir que no ha superado esta etapa convenientemente. Vale la pena resaltar aquí que el objetivo de este estudio profundo no es el adoctrinamiento o la filiación a un grupo esotérico o filosófico en particular, sino el proceso de apertura mental necesario para las intensas etapas posteriores del desarrollo de la conciencia. Todas las profundas abstracciones en las que se ve involucrado el aspirante que investiga los mundos sutiles, las corrientes de vida evolucionante, las jerarquías creadoras, etc., tiene por objeto real tender un pequeño hilo entre su mente concreta y su mente abstracta, primer punto de conexión con su Yo Superior o Ego Real. Es aquí importante que el estudiante investigue con una mente completamente abierta todas las cuestiones referentes al tema esotérico, con el objeto de que tienda muchos hilos diminutos que construyan un sendero real hacia su mente abstracta y de ésta al Mundo del Pensamiento Abstracto, donde conectará con las ideas arquetípicas de la creación presente. Este proceso se completa durante el discipulado mediante la construcción real de un puente que permite al aspirante hacer contacto con la sabiduría del Plan Primordial (contacto con la “internet cósmica”).
Además de esto, el probacionista debe evaluar si la forma como lleva su vida es acorde con los principios que aprende y manifiesta. Esto implica que habrá aprendido a manejar debidamente sus relaciones familiares y sociales mediante una verdadera ciencia del contacto en los que la tolerancia y el amor son las notas claves. A estas alturas del sendero, el caminante debe estar libre de vicios o hábitos destructivos, tales como las adicciones y las obsesiones; y en un alto grado, debe estar observando y trabajando sus apegos a lo material, a los vínculos, a las emociones y al conocimiento; y debe haber surgido en El un intenso deseo, más espiritual que emocional, de encontrar la luz interior. Esto implica cierto grado de desazón o angustia existencial en la que seguramente habrá pasado por fuertes estados de apatía y conflicto con la realidad del mundo, los cuales trabajará mediante la aceptación del estado y necesidad evolutoria de todas las criaturas de su entorno y la percepción clara de que El se encuentra en el lugar correcto para el tipo de experiencia que necesita desarrollar según su nivel de conciencia. Al momento de haber alcanzado esa imperiosa necesidad de hallar la verdad sobre la realidad de la existencia, lo que llaman los cabalistas haber alcanzado el punto en el corazón, podrá entonces encontrar la puerta que lo conduce al discipulado; grado que, al igual que el del probacionismo, no es dado simplemente como un título de graduación de una escuela, sino por el hecho de haber alcanzado el nivel de conciencia y la intensidad vibratoria, requeridos para un proceso profundo de expansión de conciencia que le permita inspeccionar por si mismo facetas de la realidad trascendental, que no podría alcanzar mediante el pensamiento convencional que manejan la mayoría de los humanos.
Y ¿dónde podrá encontrarse el instructivo necesario para dar el siguiente paso? Ya sabemos que no hay que ir a ningún lugar, pues como dijo el Maestro Jesús: “El reino de los cielos está dentro de vosotros” indicando con esto que es un proceso interior y no una peregrinación externa, lo que conduce al candidato a la conexión perfecta.
En el pasado ha habido cierta censura con relación a la manifestación pública del grado alcanzado en el proceso de desarrollo, lo cual hace creer que nunca un discípulo o iniciado revelará públicamente su condición. Si estudiamos la vida de los discípulos de otros tiempos podremos ver que en realidad esto no fue así, y que abiertamente revelaron ser discípulos de este o aquel Maestro y algunos hasta revelaron su grado iniciático. Lo lógico es que aquel que ha encontrado una luz más brillante y ha tomado la decisión de alumbrar el camino de los que vienen tras de él, encienda su lámpara y alumbre la vía. La luz que irradia de él, revelará su verdadera estatura espiritual. Es necesario en estos tiempos modernos que los discípulos se muestren de cara al mundo como lo hicieron antaño, y señalen el camino a aquellos que han hollado satisfactoriamente el sendero de probación. Muchos libros, escuelas y doctrinas han conducido a los estudiantes aplicados hasta este estado de prueba y seguramente estarán listos para dar el siguiente paso. Se hace necesario ahora establecer grupos de trabajo con el claro propósito de conducir a los aptos hacia el discipulado, ya que se requiere un entrenamiento adicional al del probacionista para alcanzar el nivel suficiente que permita un contacto real. Esta es la nueva dinámica que ha sido propuesta para estos últimos años de la era de Piscis, y muchas escuelas están de acuerdo en ello. Como siempre pasa, nivel tras nivel, lo exotérico se va haciendo esotérico, lo cual significa  que poco a poco los antiguos misterios deben ser revelados, debido al avance general de la gran masa evolutiva.
Estas escuelas o grupos del discipulado no son abiertas simplemente para probacionistas, sino que también aceptan estudiantes de diversos grados que tengan el suficiente ímpetu, la suficiente sed espiritual y deseen avanzar hacia un contacto real con el Maestro. Es obvio que estas escuelas deben ser dirigidas por un discípulo o grupo de discípulos que simplemente marcarán la pauta del trabajo a realizar con el fin de lograr un resultado real. Cada estudiante debe identificar el punto del sendero donde se encuentra, sin engaños, sin espejismos, sin falsas ensoñaciones y decidirse a crecer a partir de ese punto particular. Poco a poco los discípulos del mundo van a ir dando la cara, no solamente en el campo esotérico sino también en todas las áreas del desenvolvimiento humano, según la necesidad evolutiva adaptada a los distintos rayos. Algunas verdades antiguas serán revestidas con ropajes modernos y nuevas verdades aparecerán. Todos los verdaderos aspirantes que estén cansados ya, de las artimañas del ego inferior y hastiados quizás de los sinsabores del mundo y de la inercia de su propio avance espiritual, están invitados a participar de la nueva metodología para hallar la vía al discipulado que impone la ola evolutiva presente.
Ha llegado el momento en que este trabajo ha de ser realizado y ya tal vez hay muchos grupos avanzando hacia ello. Quien aquí escribe, está dispuesto a iniciar en forma masiva este trabajo, que ya comenzó hace algún tiempo a sugerencia del Maestro, el cual considera que ha llegado el momento de salir del anonimato para que se genere una dinámica real y efectiva de trabajo espiritual que conduzca a todos aquellos que estén preparados, hasta los pies del Maestro.
Quien estas líneas escribe hizo contacto con su Instructor en el año 1979 a la edad de 20 años, y desde entonces fue preparado para entrar en el sendero y desarrollar el presente trabajo. Habiendo recorrido ya muchos caminos y fases de entrenamiento, ha decidido abiertamente  arrojar nueva luz sobre el camino. Es por eso por lo que estamos enviando esta comunicación a antiguos y nuevos caminantes, a viejos y nuevos amigos.
Adelante caminantes, adelante siempre, siempre.
José Vicente Ortiz Zárate (A. K.)